TUCOACHING.ORG tu portal de coaching online

Decir NO sin sentirnos culpables.

Decir NO resulta muy difícil, sobre todo cuando nos piden un favor, compañía  o requieren nuestros servicios, pues generalmente queremos (o necesitamos) complacer y contentar al otro (o a nosotros mismos).

 

Hay que entender, primeramente, si nuestra dificultad para decir NO es el resultado de esa necesidad de complacer para sentirnos aceptados, valorados e incluso queridos. O bien obedece a una circunstancia puntual, relacionada con nuestra poca destreza para poner límites.

Cuando nos sentimos solos, poco estimados, sin círculos de pertenencia o apegos, con baja autoestima, tenemos la tendencia a decir siempre SI, a todo y a todos, pues ello nos satisface emocionalmente, nos completa, nos hace sentir bien.

Decimos SI y aceptamos tal o cual propuesta o invitación sin validar las consecuencias, pues el solo hecho de que nos busquen como compañía implica que nos necesitan, nos toman en cuenta, requieren nuestra presencia y esa intensa alegría despliega un velo ante nuestros ojos que nos impide analizar las causas y consecuencias de ese  SI.

 

No podemos complacer a todas las personas de nuestros diferentes entornos, por lo cual debemos comenzar por apreciarnos y darnos nuestro justo valor conociendo nuestros límites.

Y aun así, algunas veces decimos que NO a plena conciencia de que no resulta sano para nosotros, de que vamos a salir de esos límites que nos mantienen en paz y bienestar y sentimos ese pequeño rasguño en nuestro corazón que nos dice:” he debido decir que sí, si me hubiera esforzado, si hubiese dejado a un lado mis prioridades…”

Decir que SI a todo es, simplemente, buscar la aprobación del mundo que me rodea y esto es un falso globo de autoestima que se desinfla al primer pinchazo. Y de pinchazos están llenos los árboles que nos cubren y los jardines que pisamos.

 

Cuando se desinfla ese globo, se desata la ansiedad y muchas veces la depresión.

Decir NO es establecer límites para nuestro diario vivir, preservando nuestro equilibrio y estabilidad emocional.

Decir NO, no significa que no quiera a las demás personas, que no aprecie o valore  su presencia, solidaridad y afecto. Es que estoy estableciendo límites razonables que me contienen y  permiten evaluar mi situación y estabilidad emocional en ese instante.

 Límites incluso pragmáticos, económicos, sociales o laborales, por los cuales NO puedo complacer todas las peticiones, por muy sinceras y amorosas de aquellos que demandan un SI inmediato de mi parte.

 

Si este NO, lo he dicho con el corazón, con la verdad y a conciencia de que, en este momento no puedo decir que SI, he de quedarme en paz conmigo misma, aun cuando aquellos a quienes no he correspondido con un SI, me dejen atrás. Suena triste, muy triste, pero en alguna ocasión, más pronto que tarde, esas personas también comprenderán. Y el pesar pasará y se transformará en conciencia de realidad.

 La vida es un continuo cambiar, un aprendizaje sin fin y hay que saber decir NO sin sentirnos culpables.

Eso sí, seamos asertivos y honestos, comuniquemos claramente las razones por las cuales decimos que NO, sin excusas, con la verdad, con educación y respeto. Seamos cálidamente firmes y empáticos en nuestras comunicaciones.

Latest Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad