La inteligencia artificial nos está asustando, a todos y mucho. Como todo lo nuevo, nos impacta, nos descoloca, leemos mucho de ello pero sabemos poco y así solo aumenta nuestro natural temor ante lo desconocido.
La incertidumbre nos agobia y comenzamos a dudar desde la estabilidad de nuestros empleos hasta la posibilidad de fraudes con el uso de la IA.
Las redes sociales, lejos de ayudar, están sembrando más angustia pues cada día vemos informaciones contradictorias dependiendo de la fuente que las publica.
Haciéndome eco de esta preocupación compartía con un colega, días atrás, sobre la capacidad del ser humano para crear algo que lo supere a sí mismo. Ambos coincidimos que esto es imposible dado el principio básico de autoconservación.
Por sentir natural nos cuidamos y optamos por la supervivencia, por tanto no vamos a diseñar algo que anule nuestra esencia suprema de existir como seres pensantes, creativos y con alma, sea cual sea la acepción que se le dé a este término.
Consultamos entonces un par de fuentes de IA sobre un diagnóstico psicológico, trastorno bipolar específicamente, y luego de describirnos con exactitud de detalles los síntomas, posibles causas y consecuencias , tratamientos adecuados a la edad del paciente y circunstancias específicas, mejor incluso que un Manual de Diagnostico actualizado, fuimos advertidos de lo siguiente: “ no puedo informarles más al respecto, habría que consultar el caso planteado con un especialista que considere también las circunstancias emocionales y ambientales del paciente en cuestión “.
Sonreí aliviada, me di cuenta que si bien es una herramienta extraordinaria, nunca podrá sustituir al ser humano que lo creó para su uso y beneficio.
Y tal vez ahí está el detalle…
Su buen uso.
Lo cual implica ética y responsabilidad.
Ética que si bien se relaciona con la moral es independiente de la misma pues no está subordinada a ningún concepto cultural, religioso, ni discrimina de acuerdo al universo de usos y costumbres.
Es respeto que se fundamenta en reflexión individual y pretende construir valores absolutos, universales e imperecederos.
Visto lo cual, si la IA es empleada con ética, guiando a los seres humanos hacia la consecución de su libertad personal, buscando siempre el bien individual y comunitario, nunca representará un peligro para nadie.
Si el hombre ha podido llegar hasta aquí, mucho queda por ver. Si nuestras capacidades dan para el diseño de este tipo de tecnologías es que tenemos mucho para dar y seguir evolucionando como individuos y como especie.
Somos una creación del universo y seguimos creando universos que, bien vistos y empleados a favor, nos han de apoyar en nuestras labores.
Lo que habrá que diversificar son las profesiones y oficios para que se complementen con la IA pero siempre se necesitará del hacedor de la creación, el arquitecto de sueños, por ponerle algún otro nombre, pues el primero que se me vino a la mente es: genio.
El hombre es un genio, y este sustantivo viene del latín traer a la vida, crear, inspiración, talento e incluso en hebreo antiguo se refiere a un dios o dioses.
La creatividad y por así decirlo la magia de la creación misma son principio de vida y a la vida no ha de venirse con miedo. Superemos el temor inicial y hagamos buen uso de este fabuloso instrumento diseñado por el hombre para el hombre.
Lic. Coral Camargo
coralcamargo.com
@coralcamargo_psicologo
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