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Boleto a una isla paradisíaca?

 
Cuantas veces no hemos tenido la fantasía de irnos a un lugar remoto? A una isla desierta? Apartados del ruido y el acelerado ritmo de la ciudad.Un lugar donde podamos estar en paz, lejos del stress y el agite de la vida diaria, de los estándares y expectativas sociales y culturales.Vivimos en una sociedad cargada de demandas y expectativas, bombardeados de información, imágenes de perfección en redes sociales y de cambios constantes e impredecibles. 
 
Cuál es la salida a este sin fin de presiones? Es posible escapar de ellas? Pues pareciera que nadie escapa… a los niños cada día queremos acelerarlos más, que caminen antes, que lean más rápido, que adelanten grados. Para eso desde muy temprano reciben estimulación, tienen tutores para adelantar materias, se ven expuestos a múltiples idiomas, actividades extra-curriculares, etc. Los adolescentes por su lado, tienen grandes demandas también. Se ven constantemente sobreexpuestos a imágenes de perfección física y de felicidad irreal que les mantienen en un nivel de expectativa de la vida que es totalmente ilusorio e inalcanzable. A esto se añade la preparación para, la cada día mas difícil, entrada a la universidad y los retos de encajar en su ámbito social. Sin contar con las expectativas de fama, el facilismo y riqueza a las que a cada momento se ven expuestos en las redes sociales. Nosotros como adultos no nos quedamos atrás. Además de las  comunes y muy sabidas exigencias de la adultez, ahora agregamos la pandemia con todas sus consecuencias a nivel económico, social y psicológico. Y cambios bruscos como la recién establecida guerra entre Rusia y Ucrania, la cual afecta también todos los ámbitos de nuestra vida: económico, cultural, emocional.Todo lo anterior, hace muy difícil predecir cuál será nuestro futuro a corto y largo plazo y nos deja en una total incertidumbre del mañana. 
 
 Nos sentimos en zozobra y llenos de demandas. Sobre-exigidos, sobre-estimulados. Los índices de ansiedad y depresión han escalado de manera inaudita. Nos sentimos frustrados y cansados y aparece entonces el deseo de huir a un lugar que guarde la promesa de una vida tranquila y sin presiones. Nos inunda el deseo y la fantasía de escapar y resguardarnos de todo, pero esto no es más que una ilusión. Ese lugar no existe más que en nuestros sueños infantiles. Y aunque es irreal pretender trasladarnos a un lugar totalmente libre de presiones, quizás sí podamos encontrar un espacio de tranquilidad en nuestras vidas tan convulsas. Quizás si sea posible propiciarnos una burbuja de paz en nuestro día a día.Para esto no hace falta recorrer kilómetros, sólo hace falta hacer una pausa en medio del agite y emprender un recorrido a nuestro mundo interno… viajar hacia adentro. 
 
Es cierto que hay presiones reales en nuestra vida y más ahora con este mundo que pareciera que cada día pasa algo que nos hace que tengamos que reformular la manera cómo lo vemos y nos desenvolvemos en él, pero también es cierto que muchas de esas presiones que sentimos son producto de nuestras propias creencias, juicios, aprendizajes culturales y sociales, culpas heredadas, historias familiares. A veces nos quedamos pegados en viejos esquemas que no nos permiten avanzar y tener una mejor respuesta a este mundo de cambios en el que vivimos. Hay que decidir desprenderse de todos estos lastres. Y pensarás, como se logra? Pues aunque a todos nos gustaría tener una receta mágica o una pastilla que tomes y todo se solucione, lamentablemente o afortunadamente los seres humanos somos muy complejos.
Por tanto, no hay una única respuesta, una respuesta válida para todo el mundo o que no necesite de la práctica de nuevas habilidades y autoconocimiento.
 
 Lo primero es comenzar a  tomar conciencia de sí mismo. Detenerse y hacer preguntas sencillas… que me molesta? Qué me hace sentir mal? Qué me angustia? Luego, comenzar a soltar lastres, cargas del pasado, de las historias familiares.La culpa, ah… la culpa. Heredada de generaciones enteras, que entorpece y paraliza nuestros procesos de crecimiento personal. Comenzar a practicar el “mindfulness” o atención plena, mantenerse en el presente, meditación, ejercicios respiratorios, reestructuración cognitiva. Cada uno de estos tópicos y/o técnicas merece un artículo por sí mismo y no es ése el objetivo de este escrito. Lo que me gustaría es dejar clara la idea que existen herramientas que están al alcance de la mano, que se pueden utilizar y está demostrado que funcionan. No todas funcionan para todo el mundo, cada cual tiene que hacer su propio viaje interno y construir su propio estuche de herramientas.
 
  El crecimiento personal con el consecuente manejo del stress y la ansiedad es un entrenamiento como cuando un atleta decide ir a una competencia. Me parece muy útil utilizar esa analogía. Un atleta precisa conocerse, saber cuales son sus fortalezas y cuales habilidades requieren más entrenamiento que otras.Que debe comer y que no le favorece. Muchas veces necesita dar más de lo normal o lo que está acostumbrado. Exigir a su cuerpo a ir más allá del límite. Manejar sus emociones y no dejarse llevar por ellas. En ocasiones, puede sentir que no avanza, pero tiene que seguir entrenando hasta que llega a la meta.
 
El crecimiento emocional es también un entrenamiento. Es un día a día con sus altas y sus bajas. Es conocernos cada día mas para identificar nuestras fortalezas y debilidades.Y tomar la decisión de superar nuestras desventajas, pero más importante aún es hacernos cada día mejores en nuestras habilidades o dones.La verdad es que la única manera de sentirnos mejor y más felices es hacernos responsables de nosotros mismos. Mantener un compromiso sostenido del deseo de ser mejores cada día, no para los demás ni para el mundo, sino para nosotros mismos. Es parar el caudal de información y expectativas y ser capaz de dar respuestas claras a preguntas sencillas como que te hace feliz? Que te da  calma o te proporciona paz? Y tener la valentía de llevar a cabo las acciones que sean necesarias para conseguirlas. Eso a veces significa terapia, aprendizaje de estrategias de manejo emocional y hasta desprenderse de personas queridas pero que no contribuyen a nuestra paz. 
 
 
Que si hay una receta mágica? Un paraíso donde escapar de todas las presiones? Pues no, la verdad es que lo que se precisa es responsabilidad. Hacerte responsable de ti mismo. Comenzar el entrenamiento de tu mente y el manejo de tus emociones. No hay una solución mágica pero sí hay solución y sí que vale la pena
 

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