Solemos hablar de la ansiedad como “una cosa allá afuera”. Como “un objeto allá afuera”.
Para quien vive en/con/desde la ansiedad, esta visual que “cosifica” su sentir, suele hacerles sentir que algo les falta (y que los demás tienen). Suelen considerarse “menos capaces”.

La ansiedad es una nueva forma de discriminación social? No sabría decirlo. Pero las personas que la viven sí sienten desventaja, aislamiento, incomprensión, falta de recursos para hacerla una parte de sus vidas (no su totalidad) y hasta soledad.

Así que me ha parecido útil sacar a la luz algunos datos para poner claras las cosas:
– La Organización Mundial de la Salud creó un día de “la salud mental”, el 10 de octubre, afin de crear conciencia sobre los problemas que generan las enfermedades mentales y movilizar esfuerzos en apoyo a quienes se ven afectados de manera directa o indirecta.
– Se han creado movimientos en torno a distintas enfermedades mentales. Las finalidades son diversas: dar a conocer, quitar tabúes, apoyar a quienes tienen familiares o son pacientes, recaudar fondos para estudiarlas mejor, etc.
– Se ha creado legislación en el mundo laboral en algunos países para establecer parámetros de protección entre los empleados y evitar las fuentes más flagrantes de abuso por parte del patronato.

Sin embargo, poco o nada de esto llega a la cotidianidad de quienes vivimos en/con/desde la ansiedad. Me incluyo.

¿Qué es la ansiedad? Muchas definiciones para una experiencia muy personal que se puede resumir (muy escuetamente) en 2 grandes puntos:
-El futuro y sus promesas me aterran
-El futuro y sus promesas son como mi pasado.

Lo que hace que la ansiedad sea una “manera de interpretar todo lo que he vivido y lo que estoy viviendo para sacar conclusiones sobre mi futuro con base en mis propias conclusiones sobre mis capacidades y posibilidades”. Lo que es una visual muy subjetiva, muy deformada y muy limitada que puede llevar rápidamente a una evaluación errada de mis potencialidades..

En el coaching ontológico buscamos “ampliar las posibilidades que tengo”. Lógicamente, como coach ontológico que vive con ansiedad, que ha vivido capítulos depresivos con origen ansioso y que identifica detonadores de ansiedad en mí, me hace especial ilusión hablar de este tema y presentar la ansiedad como lo que es: un par de lentes deformes que, como los espejos deformes de las ferias, nos hacen ver cosas que no existen, vernos de formas que no tenemos, acortarnos donde no estamos cortos, inflarnos en áreas donde no estamos inflados y asustarnos sin bases para asustarnos.

No es “una idea pasajera”, no es “un pensamiento torcido”, no es “un mal día”, no es “falta de voluntad” y no es “un deseo de seguir allí”. La ansiedad tiene orígenes emocionales, detonantes biológicos, patrones neurológicos claramente establecidos, sensaciones fisiológicas muy potentes y consecuencias palpables en la vida diaria de quienes la viven. Puede ser incapacitante y puede sacarnos de nuestros sueños, anhelos y hasta nuestras vidas muy a pesar de nuestro querer.

La ansiedad no se cura con buenos consejos, no “se pasa” haciendo más cosas o “poniéndose metas” de relajación.
La ansiedad es un camino de auto-conocimiento muy profundo, mal comprendido, desordenado, con ritmos variables (a veces va muy rápido, a veces muy despacio) y que deja huellas a vida en nosotros y en nuestro entorno.

En el mejor de los casos, la ansiedad es la gran toma de conciencia de mi responsabilidad individual sobre mi vida.
En el peor de los casos, es la desesperación filosófica: me veo pequeño e incapaz frente a todo el circo de cosas que tocan o que podrían tocar a mi vida.

La ansiedad un “mal generalizado”,, que se dice “es normal” que se asocia con el stress (pero no se habla de que el stress puede ser positivo o negativo ni la pertinencia de uno u otro, ni qué relación tiene el stress con la ansiedad), que no “se cura” y no se “elimina”.
Las consultas “para quitarme la ansiedad” están llamadas al fracaso: la ansiedad es un mecanismo de evolución humana que se desbocó. No podemos eliminar el sistema nervioso… pero podemos aprender a escucharlo, podemos aprender a sentirnos y a usar nuestros recursos a nuestro favor.

En la ansiedad, llegamos a un registro de hiper-sensibilidad que es la consecuencia de mucho auto-ignorarnos, auto-suprimirnos o auto-desterrarnos de situaciones, emociones o logros nuestros.

Y si quieres seguir hablando de este interesante tema o de sus consecuencias o de sus causas, quedo a la orden.
No estás sólo. No lo has estado nunca. Tus emociones necesitan un cauce y un espacio. Y tú eres el protagonista de tu trabajo personal. Si necesitas ayuda, búscala. Tienes derecho y responsabilidad en tu presente y tu futuro. Ese par de lentes deformes no es la verdad de tu mundo y no es la visual de tus posibilidades. 

Laura Ordoñez
Coach Ontológico
Cobaltocoach@gmail.com