FEBRERO, MES DE LA LIBERTAD
Se ha acabado el mes de Enero, mes de propósitos por cumplir, sueños esbozados y colecciones. Quizá escribiste todo ello en tu diario, o quizá todo quedó en tu cabeza para evitar la vergüenza de que alguien cercano te pregunte como vas y tengas que decirle que todo quedó en nada. Quizá tus propósitos quedaron aplastados al pisar el primer cigarrillo del año y ahora el sentimiento de culpa es lo que ha quedado de todo aquello. Entramos en el mes de febrero y el impulso emocional del final de año ha perdido toda su fuerza, de nuevo te ves inmerso en la rutina que te aleja de tu objetivo, porque al buscador de empleo, de forma inconsciente se le cargan las responsabilidades que los demás no pueden atender.
Sentirse útil y valorado es muy importante para el ser humano, somos seres sociales y queremos vivir en sociedad, la soledad del buscador de empleo lo empuja al aislamiento donde cada vez se siente más preso de una cárcel mental y emocional, una cárcel sin puertas ni ventanas, una cárcel sin cartel de salida, ni fecha de redención.
En una sociedad ligada al consumo, las dificultades económicas representan el fracaso, y la falta de un empleo pasa por ser el purgatorio del que solo podemos aspirar a escapar logrando un empleo para volver a abrazar la libertad. A medida que va pasando el tiempo, las emociones se van haciendo más y más oscuras y el sentimiento de estar “preso” acaba alcanzándolo todo; algunas personas abrazan alguna actividad que mitigue el dolor como el alcohol, las drogas o el juego, y con ello no hacen sino hacer más profunda la celda de la que salir, otras personas evitan el contacto humano de sus seres más queridos, haciéndose culpables no solo de su propia situación, sino de la que puedan estar viviendo otros, y solo unos pocos aprenden que alcanzar la libertad es comprenderla, saber lo que significa para desde ahí, construir tu propia salida.
Ser libre es tener la capacidad de tomar nuestras propias decisiones con el objetivo de alcanzar nuestro propósito vital sin perturbar con ello la libertad de otras personas.
Vuelve a surgir aquí la palabra propósito, que como recordarás no es lo mismo que un objetivo. Un objetivo es un medio para lograr el propósito. Te pongo un ejemplo para explicarme mejor, si mi propósito es ayudar a personas discapacitadas a moverse mejor, un objetivo podría ser trabajar en una empresa que suministrara productos o servicios que cubran esa necesidad. Dentro de esa empresa habrá diferentes necesidades a paliar dentro de las cuales quizá haya alguna que yo pueda hacer.
Y llegados a este punto yo te pregunto. Si tuvieses ese propósito, ¿habría alguna forma de acercarte a él mientras estás en situación de desempleo?
Con las múltiples respuestas que surgen de una pregunta como esa, puede muy bien construirse una búsqueda de empleo congruente con quien eres, de forma que aún sin producir directamente resultados de forma directa, eliminarían de inmediato esa sensación de vacío que llena el espacio de tus horas de sueño, buscando respuestas que no llegan a tu teléfono móvil. Responde ahora a esa pregunta, olvida tus propósitos de final de año y construye tu futuro desde hoy. Comprende que la libertad es una forma de enfrentar tus problemas, proactivo, enfocado en quien eres y en quien quieres ser. Se creativo en las respuestas y no cierres la lista, déjala abierta, compártela con otros y permíteles que aporten ideas que seas libre de valorar. Escúchate, calibra tus emociones a través de tus tripas y tu corazón, fíate más de tu instinto que de las personas, pues ellas hablarán desde sus necesidades y no desde las tuyas, y comprende que eso es ser libre y no egoísta.
Este enfrentamiento entre lo que se supone que debes hacer y lo que quieres hacer, es la frontera que divide al ser libre del esclavo y para ello hay dos palabras que debes empezar a hacer parte de ti, dos palabras que marcarán la diferencia y te ayudarán a fugarte de la prisión en la que estás recluido, una cárcel construida con barrotes de responsabilidades ajenas y miedo a defraudar.
- RESILIENCIA
- ASERTIVIDAD
Resiliencia es la capacidad de sobreponerse ante las dificultades, de volver a levantarse cuando nos hemos caído; tantas veces como sea necesario, hasta que aprendamos como mantenernos en pie. Sin resiliencia, no podemos ser capaces de superarnos a nosotros mismos, enfrentando nuestros miedos y superando la incertidumbre para hacer lo que quizá, aún no habíamos hecho nunca.
Asertividad es la capacidad para expresar lo que quieres o sientes en base a tu propósito o necesidad sin mostrar agresividad ni debilidad, sino de una forma firme asentada en tus valores y tus normas. O sea una forma de defender tus intereses sin menoscabar los intereses de los demás. Ser asertivo tiene mucho que ver con escuchar y escucharte, para encontrar el punto de encuentro donde cada parte quede satisfecha.
Tras saber que significan estas palabras, podrás comprender mejor lo que significa ser libre, te invito a a hacer este ejercicio:
– Indaga primero en alguna situación en la que te has sentido preso, sin salida, y has acabado haciendo lo que otra persona o entidad quería. Anota con detalles la situación.
– Identifica bien como te sentiste, anótalo a continuación para descubrir que en el fondo de todo, está tu vulnerabilidad, tu incapacidad para ser sincero contigo mismo, tu victimismo. Ese es el primer paso para comprender que estás preso.
– Escribe las diferentes soluciones en las que tú quedarías satisfecho y la otra parte también, aprende a ser responsable de tus decisiones y como estas, afectan a los demás y a ti mismo. Entiende porque ser libre significa ser responsable y consecuente con tus decisiones.
– Tras ejecutar este ejercicio varias veces puedes intentar ir trabajando en real, siendo asertivo en tu comunicación con otros y resiliente cuando tengas que levantarte.
Y recuerda que aquel que nunca conquistó tempestades, puede aspirar a ser capitán de su velero.
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